La decisión de cambiar
Mi hijo compró un pequeño robot y se divertía programándolo para que hiciera tareas sencillas: avanzar, detenerse y retroceder. Incluso, hacía que sonara y reprodujera ruidos. El robot hacía solamente lo que mi hijo le decía. Nunca reía espontáneamente ni giraba en otra dirección, ya que no podía elegir.
Admirador de por vida
Cade Pope, un niño de doce años, envió por correo 32 cartas manuscritas; una para cada directivo de la Liga Nacional de Fútbol (NFL) de los Estados Unidos, en la que decía: «A mi familia y a mí nos encanta el fútbol. Participamos en las competiciones del fútbol de fantasía por Internet y miramos los partidos todos los fines de semana […]. ¡Estoy listo para elegir un equipo para alentar por el resto de mi vida!».
Alabar y pedir
Una organización cristiana de ayuda a jóvenes en situación de riesgo, en Nueva York, nació de un compromiso inusual con la oración. Su fundador vendió su televisor y dedicó el tiempo que pasaba mirando televisión (dos horas por noche) a orar. A los pocos meses, no solo entendió mejor lo que quería emprender, sino que también aprendió a lograr un equilibrio entre alabar a Dios y pedirle ayuda.
El flotador
L a luz del sol brillaba sobre la piscina frente a mí. Oí que un instructor le hablaba a un estudiante que había estado en el agua bastante tiempo. Dijo: «Parece que te estás cansando. Cuando estés agotado y en agua profunda, usa el flotador».
Calificado con gracia
L os ojos azules de mi hijo brillaban de emoción mientras me mostraba lo que había traído a casa de la escuela. Era una prueba de matemáticas, marcada con una estrella roja y con la calificación máxima. Mientras mirábamos el examen, me dijo que todavía no había respondido tres preguntas cuando la maestra le dijo que ya no había más tiempo. Desconcertada, le pregunté por qué había recibido una puntuación perfecta. Él respondió: «Porque mi maestra me trató con gracia. Me dejó terminar la prueba aunque se había acabado el tiempo».
Con riesgo de caerse
Cuando mi amiga Elaine se recuperaba tras una caída tremenda, un empleado del hospital le colocó una pulsera de color amarillo brillante que decía: Riesgo de caída. La frase quería decir que debían tratarla con cuidado, que ella quizá no tenía buen equilibrio y que la ayudaran a ir de un lugar a otro.
Imperfectos
En su libro Jumping Through Fires [Saltando entre llamas], David Nasser narra la historia de su travesía espiritual. Antes de conocer a Cristo como Salvador, se hizo amigo de un grupo de jóvenes cristianos. Aunque, por lo general, sus compañeros eran generosos, encantadores y con una mente abierta, David vio que uno de ellos le mintió a su novia. Al tiempo, ese joven reconoció su error y le pidió a ella que lo perdonara. Este incidente hizo que David se acercara más a sus amigos creyentes. Comprendió que ellos necesitaban de la gracia tanto como él.
Él entiende
A algunos niños les cuesta dormirse por la noche. Aunque esto puede deberse a muchas razones, mi hija me reveló una de ellas cuando yo estaba saliendo de su cuarto una noche: «Tengo miedo a la oscuridad». Traté de calmar su temor, pero dejé encendida una luz para que estuviera tranquila de que no había monstruos en su habitación.
Todo lo que necesitamos y más
En medio de la campiña inglesa, G. K. Chesterton se puso de pie de un salto y empezó a reírse a carcajadas. Explotó tan de repente y con tanto ruido que las vacas no dejaban de mirarlo.
Dejar atrás el pasado
Chris Baker es un artista que transforma símbolos de dolor y esclavitud en obras de arte. Muchos de sus clientes eran integrantes de pandillas y víctimas de tráfico humano, que fueron marcados con símbolos y códigos de identificación. A través de un tatuaje, Chris transforma esas marcas en obras de arte.